Por Juanjo Aguilera
Había una vez un país que flotaba en el culo del mundo, una balsa que acogía náufragos de todos los tiempos. Bastardos desocupados, ex presidiarios que expulsaba Europa. Inquisidores dementes asesinos, contrabandistas que fundaban nuevas leyes a su medida. Dudosos lores sajones y monsieurs galos, emprendedores empresarios y benevolentes educadores de las chusmas. Negros mercancías sin almas.
Más tarde se subieron, judíos, gallegos, tanos muertos de hambre. Niñas devenidas a putas polacas y francesas.
Hoy, rusos, ucranianos, africanos, orientales emergidos del espanto. No nos olvidemos de los “indios”, que algunos quedaron.
“Argentina…país generoso” solemos decir… Y sí. El primer mundo usó de alfombra estas tierras y bajo ella escondió todas las basuras que encontró en su dorado universo. Eso sí, cobró el favor de nuestro progreso succionando las savia y sangre desde el “origen” de América hasta el futuro.
Nos hicimos desde esas raíces podridas y hoy somos un pequeño árbol que da frutos. Y es por eso que sentimos orgullo, aunque desde afuera nadie comprenda cómo puede alguien vanagloriarse de su cosecha amarga e imperfecta.
Argentinos, pedantes, irreverentes, soberbios. Creo que ya está explicado.
Me pregunto qué sería de ellos, los civilizados nacidos en el primer mundo, si las cosas fueran al revés. Ese primer mundo que no se horroriza por su tendal de millones de muertos y hambreados, cimiento de su opulencia, y si se escandaliza cuando decimos “que la sigan chupando”.
Por eso aquí tenemos un Dios pagano. Todos los que lo veneramos sabemos que no lo es y ahí está la gracia. Lo elevamos a esa dignidad precisamente porque estamos conscientes de que es humano, que es un negrito salido de la miseria como todos nosotros (más allá del tipo de miseria).
Es la síntesis de nuestra identidad. Nuestro gol con la mano, nuestra pequeña venganza y satisfacción de esclavos. La forma de demostrar que hicimos y hacemos magia desde la nada, que también nosotros podemos hacer algo mejor que nadie porque todos somos iguales en el universo.
Fue la manera de revelar que de igual a igual nadie es más poderoso que nadie. O la forma de corroborar la dolora verdad para el imperio: con el mejor pincel uno solo le pinta la cara a once tipos y hace el cuadro más bonito de la historia. Por eso les duele, porque quedó en evidencia que con mejores armas ellos hubieran quedado tan en bolas como nosotros, los sucios sudacas.
Por eso es nuestro Dios. Un dios miserable, un dios pecador, culpable, adicto, mágico, al que asquerosamente sólo le importan los humildes. El que sueña con la alegría de su gente y no con la culpa. El que escupe en la cara al poder.
Cómo no elevarlo a la altura de Dios. Cómo no dejarlo que nos ilusione aunque sospechemos que nos conducirá a la derrota.
“Poner las manos en el fuego” por alguien es fácil cuando estás seguro de que no te vas a quemar. Nosotros lo hacemos aunque sepamos que es muy factible que nos incineremos en el infierno, y ahí está la lealtad. Lo haremos una y otra vez, porque le debemos la ilusión, la alegría, el amor, todo eso que se preocupó por darnos sin que nadie lo exigiera.
Ahora, volviendo al tema de nuestras raíces podridas, me pregunto nuevamente qué sería de ellos si las cosas fueran al revés. La respuesta es fácil: serían Argentinos.
- Homemain page
- Subscribe to RSSkeep updated!
domingo, 25 de julio de 2010
¿Por qué tenemos un Dios pagano?
Etiquetas:
+América Latina,
+Argentina,
+Mundo,
+Pobreza,
+Sociedad,
Juanjo Aguilera
Contacto: sadarim.miradas@gmail.com
¿De qué se trata?
Sadarim, Miradas, pretende ser un punto de encuentro en el que puedan expresarse las ideas de quienes ven el mundo al revés. Un espacio dónde un nuevo pensamiento o una reflexión sean la noticia, y no una inconducente ola de datos coyunturales sin filtrar; esos que nos tapan los ojos y no nos permiten alcanzar las verdades de nuestro mundo.
Aquí, en este lugar en el que hemos desparramado por el suelo las cartas, comentarios, columnas, editoriales y escritos propios y de amigos, habitan las impresiones de quienes intentan escapar de la avalancha para saber adónde vamos, o por lo menos aprender si vale la pena averiguarlo.
Aquí, en este lugar en el que hemos desparramado por el suelo las cartas, comentarios, columnas, editoriales y escritos propios y de amigos, habitan las impresiones de quienes intentan escapar de la avalancha para saber adónde vamos, o por lo menos aprender si vale la pena averiguarlo.
Nube de etiquetas
Blogumulus by Roy Tanck and Amanda Fazani
Temas y autores
- +Afganistán (1)
- +Africa (1)
- +América Latina (36)
- +Argentina (29)
- +Brasil (1)
- +Chile (1)
- +Cinco cubanos (2)
- +Colombia (2)
- +Cuba (2)
- +Deportes (1)
- +Derechos Humanos (7)
- +Descargas (1)
- +Documentos (1)
- +Economía (3)
- +Editorial (1)
- +EEUU (18)
- +Francia (1)
- +Haití (3)
- +Honduras (7)
- +Internet (1)
- +Irak (2)
- +Japón (2)
- +Justicia (3)
- +Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (2)
- +Malvinas (1)
- +Medio Ambiente (1)
- +Medio Oriente (6)
- +Medios (11)
- +México (3)
- +Mundo (40)
- +Nigeria (1)
- +Palestina (3)
- +Paraguay (1)
- +Perú (1)
- +Pobreza (2)
- +Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (4)
- +Punto de partida (1)
- +Reino Unido (1)
- +Sociedad (42)
- +Venezuela (2)
- Adolfo Pérez Esquivel (3)
- Bàbálòrìsá Armando ti Yemoja (1)
- Belén Gopegui (1)
- Carlos Maldonado (1)
- Carlos Rottemberg (1)
- Cecilia Castillo (7)
- Eduardo Galeano (1)
- Elena Cabrera (1)
- Eva Golinger (1)
- Fernando Buen Abad (2)
- Fernando Del Corro (1)
- Fidel Castro (1)
- G García Márquez (1)
- Heinz Dieterich (1)
- Hugo Chávez (1)
- Hugo Moldiz Mercado (1)
- Ivanna Sol Barbagallo (1)
- James Petras (1)
- Jean Marc Manach (1)
- José Saramago (2)
- Juan Gelman (1)
- Juanjo Aguilera (15)
- Leandro Cid (1)
- Leticia Salomón (1)
- Liliana López Foresi (1)
- Mezo Bigarrena (1)
- Michael Moore (1)
- Nestor Kirchner (1)
- Osvaldo Bayer (1)
- Pedro Brieger (2)
- Radialistas (2)
- Ricardo Alarcón de Quesada (2)
- S Hani Daher Akel (1)
- Tamara Simón (1)
- Teresa Aranguren (1)