jueves, 23 de julio de 2009

Obama blanquea


Por Juanjo Aguilera

EEUU necesitaba ser blanqueado después de tanta destrucción, de tanto crimen de lesa humanidad a manos de su ejército asesino bajo las órdenes de Bush, quien pasó su mandato persiguiendo fantasmas y armas de otra dimensión jamás vistas, y por supuesto, jamás encontradas. Y quién mejor que Barack Obama, quién mejor que un negro para una tarea sucia. Eso sí, un negro sin pasado, un poco desteñido, de raíces desteñidas y sonrisa limpia, no sea cosa que se manche el sillón.
Esta afirmación, dirán muchos, es asunto de atrasados y de gente ignorante que no puede ver los horizontes del progreso, que miran sólo el pasado que nunca importa porque está pisado; zurdos, en una palabra. Es que no ven que, ahora sí, la Gran Nación del Norte dejó el racismo atrás, ya todos los blancos aman a los negros, y estos a los latinos; ya nadie se discrimina entre sí en esa bendita tierra.
Ya las tropas se retiran y nunca más invadirán ni se entrometerán en otros países y asuntos que no les incumben. Ya el petróleo y el gas no interesan y la vida de un niño subdesarrollado vale más que un barril de crudo nuevamente. ¡Más aún, que cien barriles, que todos los barriles del mundo!
Probablemente eso y muchas otras cosas dirán. Nadie pensaría que es todo parte de un plan (y si ocurre qué importa, ya estaría hecho). Nadie creería que un negro pueda blanquear una oscura maquinaria criminal imposible de parar, que se alimenta de carne de pobres, de tierra de indios, de trabajo de niños, de hambre, sed, enfermedad…
Nadie podría desconfiar de un negro con cara de bueno, si alguien osara hacerlo sería acusado inmediatamente de resentido, de retrasado que cree en países que funcionan a base de guerras y explotación, de troglodita que fantasea con que algún estado que mantiene su ritmo de vida y consumo gracias al hambre de las demás naciones.
Yin y yang, blanco y negro, para que uno sea debe existir el otro. No hay primer mundo si no hay sub-desarrollo. No puede haber rico sin pobre. No hay EEUU ni Europa sin países pauperizados, sin continentes enteros sumergidos en la miseria.
Muchos dicen que ellos son diferentes y gozan de la abundancia porque nadie tuerce el camino entre sus gobernantes… Y es cierto, todos andan derecho, la corrupción allí no existe, como la basura, la sacan fuera, la envían al patio trasero, la enquistan en nuestro territorio.
Cuando uno es chico necesita de los cuentos y la fantasía. Pero llega el momento en que seguir creyendo en la historia de la Cenicienta nos causa daño. Los príncipes y los poderosos tienen su lugar y no aman a los pobres ni los rescatan de su miseria, de hacerlo ellos dejarían de existir.
En cuanto a Barack Obama, es hora de comprender que todo fue un bonito deseo, como parte de una novela maravillosa, pero recordemos que no fue elegido por millones de ciudadanos en su nación para corregir esta historia de desigualdad en el mundo. O será verdad que EEUU es el guardián de la paz universal y su presidente, por fin negro, vino a poner las cosas en su lugar.
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