viernes, 19 de junio de 2009

Clinton de gira… por el burdel


Por Juanjo Aguilera


Es curioso, los porteños llaman metafóricamente “salir de gira” a las recorridas nocturnas non sanctas. Y bueno, un ex-mandatario tiene responsabilidades ineludibles y no puede negarse a las actividades que cada ocasión demanda.

Durante su paso por Buenos Aires el ex- presidente de EEUU, Bill Clinton, pasó un buen rato en “Cocodrilo” o, para los amigos que no conocen los sitios populares de esta ciudad, el burdel más famoso de la Argentina.
Al enterarse de la noticia muchos vieron proyectadas en sus mentes las caras de algunos personajes más, cuyos nombres sonaron dudosamente durante las últimas semanas, como las del italianísimo magnate político Silvio Berlusconi, o la del presidente de Paraguay, Fernando Lugo.
A priori resultaría fácil condenar a estos hombres ante la opinión pública por sus conductas reñidas con la moral. El italiano con sus fiestas calientes, el paraguayo ex-obispo con su chorrera de hijos que lo reclaman, o el estadounidense al que se le escapan de los bolsillos las secretarias y las bailarinas.
Pero el problema no está en ellos, sino en la doble moral que usa la sociedad para recostarse y sentirse pura e inmaculada… perfecta. Y para llegar a ese estado ideal debe erigir ídolos, próceres intachables de los que se espera un mea culpa cuando dejan ver su Lewinsky.
Doble moral que borra a presión la sexualidad de los curas, y prefiere los abusos deshonestos mientras se mantengan ocultos, para evitar las herencias en manos de posibles viudas de sacerdotes.
Doble moral que ha pagado oficial y públicamente las orgías de los padres de la patria en cada nación. A modo de ejemplo basta ver las facturas del padre del aula Sarmiento inmortal, tal como documenta en su libro "Argentina con pecado concebida" Federico Andahazi.
Cada país tiene una ciudad que lleva el nombre de un explotador, cada ciudad tiene alguna calle o importante avenida bautizada en honor a algún asesino de masas. Haga memoria, piense en esto, dondequiera que esté.
La verdad, no creo que tenga importancia dónde ni cuando se baja la bragueta Clinton, Berlusconi o quien sea. Lo grave es detenernos en trivialidades y pedirles que sean hombres cabales en ese sentido y no en lo que atañe a la política.
Si Lugo tiene veinte hijos es bueno que los reconozca, es lo que debe hacer si se llama asimismo hombre. Pero, mientras esto ocurre o no, es mejor que nosotros caigamos en la cuenta de que si en el Paraguay existen tantos chicos sin padre que los reconozca por cuestiones culturales tan arraigadas, tal vez sea porque que ese país alguna vez se quedó sin hombres por el genocidio de la guerra de la triple alianza; encomendada a la Argentina, Brasil y Uruguay por los banqueros Británicos. Exterminio celebrado precisamente por Sarmiento: “por suerte allí no queda con vida ningún hombre mayor de diez años”.
Doble moral que no permite pensar en la raíz de los problemas, o hacernos las preguntas importantes: mientras todos hablamos de la gira de Clinton por los burdeles, ¿qué vino a hacer realmente al patio trasero el ex-presidente del bando menos brutal del imperio?

1 comentario:

Nicolás dijo...

No sé si habría que "felicitar" a Lugo por reconocer a sus hijos. Mal o bien, no está cumpliendo con sus votos de castidad, está fallando a su promesa, primero como cura, pero también como hombre. No me gustaría que me gobierne un hombre que elige el camino de la supuesta moral, y se deja coartar por sus bajos instintos. Igual entendí la clave de la otra mirada, está bueno el punto. Saludos!

Publicar un comentario

Contacto: sadarim.miradas@gmail.com