martes, 16 de junio de 2009

El triunfo de Correa y las nuevas tácticas de la derecha



Por Pedro Brieger


El reciente triunfo de Rafael Correa en Ecuador permite reflexionar sobre los profundos cambios que se están realizando en algunos países de América Latina y la estrategia que los sectores de derecha están utilizando para quitarle legitimidad a estos procesos. En apenas dos años Correa consolidó un apoyo popular que le permitió ganar –ahora- holgadamente en la primera vuelta con el 52 por ciento de los votos y 24 puntos de ventaja sobre Lucio Gutiérrez. El multimillonario Alvaro Noboa -que perdió con Correa en segunda vuelta en 2006- tan sólo consiguió el 11 por ciento. Hay una característica que tiene Correa, que lo emparenta con Hugo Chávez y Evo Morales, y que es novedosa en América Latina. Estos líderes, que llegaron al gobierno por la vía electoral, consolidaron su poder apelando a las urnas cuando quisieron convocar a una Asamblea Constituyente o impulsar una nueva constitución, para luego triunfar en elecciones generales. Los tres, en muy poco tiempo, aumentaron su caudal electoral cuando plantearon refundar sus países sobre otras bases económicas y sociales, y apelaron a la movilización activa de las grandes mayorías para conseguir sus objetivos.

A su vez, refrendar el poder por la vía democrática les permitió consolidar una amplia base de apoyo y desarmar a los partidos tradicionales.

El mismo día de las elecciones Alvaro Noboa aseguraba que estaba en segunda vuelta con Correa. Lucio Gutiérrez no le fue a la saga y en vez de reconocer la derrota insiste en que se consumó un fraude. Lo mismo sucedió en Venezuela y Bolivia. Ante los sucesivos triunfos electorales respetando las reglas democráticas y frente a la abrumadora legitimidad de las urnas la táctica de la oposición es instalar un clima de fraude y restarle legitimidad al resultado. Para tal fin cuentan con un aliado clave: los medios de comunicación. En los tres países la inmensa mayoría de los medios está en manos de la oposición y juegan un rol central en la instalación de un clima que descarta de cuajo el triunfo de estos gobiernos. Y cuando esto sucede, claman a los cuatro vientos que hubo fraude. Pero el objetivo es mucho más estratégico: impedir que puedan gobernar.

mayo 2009
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