viernes, 19 de junio de 2009

Eterna adolescencia discursiva ¿Hasta cuándo?


Los chicos ante las elecciones en la Argentina


Por Ceci Castillo

En cada elección se hace presente la polémica del votante principiante: esos jóvenes de 18 años que se enfrentan por primera vez a las urnas, formando parte de una elección para el futuro de nuestro país. Son ellos, y aunque la mayoría no saben qué, por qué y para qué se vota, los que depositan su boleta con el nombre del candidato “elegido” en esa caja de cartón.

Se los critica tanto a ellos por su desinformación, como al sistema por permitir que a tan temprana edad se tenga en las manos una decisión tan importante como la de elegir a los futuros funcionarios que nos representarán. Podríamos ahondar en este tema y echarle la culpa al sistema educativo por no informarles, a esos maestros, al colegio, o también a los jóvenes por no interesarse ¿Pero qué se pretende esperar de esos adolecentes que están viviendo en otra nube? Donde el colegio, los metejones, el viaje de egresados o el comienzo de una carrera universitaria los tienen tan desorbitados que es imposible ocuparse de algo más. Desde mi punto, no creo que se los pueda criticar…son etapas de la vida.

Pero existe un momento de la vida donde ya dejan de ser justificados por su edad, y ahora sí, ya con 25 años o más, y al no ser la primera vez que votan, tienen los instrumentos y la capacidad para poder elegir al candidato, ése que quieren que los represente -pero cada vez me doy más cuenta, que esa elección sigue vigilada internamente por ese mandato materno/ paterno y la información queda a un lado: ya pasa por una cuestión ideológica, que ni ellos saben por qué es-.

Varios conocidos de mi edad cuando les pregunté a quiénes iban a votar me dijeron a Gabriela Michetti porque les gustaban sus ideas, y ante mi pregunta de cuáles eran esas ideas que defendían, la mayoría no supo responder y contestaron ironizando: “¿A quién querés que vote, al forro de Kirchner?, yo no soy zurdita como vos” ( Tener en cuenta que Néstor Kirchner se presenta por la provincia de Buenos Aires y Miccheti por la Ciudad de Buenos Aires: no compiten directamente).

Y acá se entra al punto central que quiero plantear: no se critica que el joven de hoy tenga cierta ideología y que ésta sea la misma que la de sus progenitores; sino que lo que entra en duda es si la convicción y seguridad con la que defienden su postura es una incorporación simbólica discursiva o una imitación imaginaria de la postura de sus padres. El joven dice : “Aguante Macri, odio a los zurdos, o dice: “Macri oligarca, viva la revolución”…. ¿Hasta qué punto es verdadera convicción? ¿Hasta qué punto es un repetir constante de lo escuchado en casa? Porque uno puede escuchar en la casa y realmente convencerse y ahí si defender su pensamiento con uñas y dientes... pero en su mayoría no creo que sea lo que sucede hoy en día.

Otro punto a tener en cuenta es que la política tiene canas en su cabeza… ¿Por qué es así? ¿Por qué los de la década del 60/70, o anteriores, están más comprometidos con la causa, con el futuro de nuestro país? ¿Tendrá algo que ver con su cercanía a las dictaduras militares, porque la vivieron de niños o adultos? ¿No tendríamos que ser los jóvenes los que nos deberíamos entrometer más en cuestiones que nos perjudicarán o favorecerán el día de mañana? ¿O será que tenemos miedo porque la militancia y juventud de nuestro país está ligada a la represión y desaparición? ¿Nos estaremos despolitizando por temor?

Demasiadas preguntas, pero yo creo que la fundamental y la que habría que reflexionar es: ¿Hasta cuándo seguirá esta eterna adolescencia discursiva?

Tengamos en cuenta que las canas van a llegar a nuestra cabeza en un par de años, y quizás estaría bueno que con ellas llegue el merecido interés e información por el presente, pasado y futuro del país en el que vivimos.

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