martes, 9 de febrero de 2010

Violencia CNN contra Haití

Por Fernando Buen Abad Domínguez

Filantropía exhibicionista y colonización reloaded: ¿la invasión sí será televisada?
CNN comanda una forma de invasión simbólica y de crueldad psicológica en simultáneo. Comanda una buena parte del exhibicionismo filantrópico de la moral burguesa. Cuando el capitalismo, con cualquier pretexto, se disfraza televisivamente de “bueno”, cuando “tiende una mano” informativa y “ayuda” reporterilmente a los pueblos que sufren, hay que encender las alarmas y hay que ponerse en guardia. Seguro que lo cobrarán muy caro.
CNN, oportunista y prepotente, contra Haití, abre su plumaje de abyección “periodística” y como el “buen burgués” despliega el plumaje de su “sensibilidad” humanitaria pretendiendo esclavizarnos en el agradecimiento eterno. Muestra su plumaje de entrevistas, variopinto y lustrado con saliva de funcionarios, clérigos y leguleyos... con payasos de la farándula hollywoodense y con payasos de la farándula bancaria, terrateniente y empresarial. Muestra (con su sello de clase) la armonía sofisticada de un corazón informativo y “generoso”. Los militares yanquis están ahí para dar fe... y algo más.
No hay pirueta publicitaria (disfrazada de noticieros, también) que la filantropía burguesa omita cuando se trata de jugar las cartas mayores de su “altura moral” contra los estragos de las fuerzas naturales. No hay gesticulación “condolida”, pose lagrimosa o sonrisa condescendiente que no sea ensayada para convencer a los damnificados de que se acostumbren, nuevamente, a la mano de los inquilinos, viejos-nuevos, uniformados con trajes de camuflaje. Estampa noticieril esquizofrénica con unos personajes que acá aparecen “buenos” mientras en Afganistán o en Iraq asesinan a mansalva a niños, ancianos, mujeres... inventariados entre los “daños colaterales” de la filantropía armada y global.
Haití está cercada con armas de guerra ideológica nada inofensivas. Se trata de un arsenal burgués encargado de preparar el terreno para justificar una invasión “filantrópica”, para usar la tragedia y a los muertos... hacerlos visibles como ejemplo de “caos”, “descontrol”, “salvajismo”... Su táctica es hacer creer que la “filantropía” burguesa es inofensiva y desinteresada. Esta nueva invasión de Haití se perpetra también con “noticieros”, encuestología farandulera y expertos en esgrima demagógica con saliva mercenaria. Haití está sitiada, los mercenarios mediáticos deambulan impunemente, con cámaras y micrófonos listos para esconder con baba “humanitaria” el nacimiento de nuevas bases militares contra toda Latinoamérica. Quieren convencernos de que sólo ellos pueden poner orden en esa tragedia... que son los salvadores de la humanidad. Ensayan todo tipo de gestos “sentimentales”. Su táctica es hacernos “sentir confianza” porque son poderosos. Hacernos creer que con su “ayuda” ya no estaremos “indefensos”. Su táctica es convencernos de que somos débiles, de que no tenemos fuerzas suficientes. Su táctica es golpearnos el entusiasmo. Su táctica es negarnos el futuro en manos del pueblo. Pidamos una sanción internacional contra el uso de las armas de guerra ideológica contra los pueblos en desgracia. No guardaremos silencio.
La ONU, inquilina añeja en Haití, que no atina a intervenir contra uno solo de los problemas perpetuos de explotación y miseria contra todo un pueblo, tampoco atina a frenar el manoseo mediático de CNN que se regodea en llenar –gratis- sus pantallas con dolor y morbo de alto raiting. Oportunamente los reporteros CNN fashion relatan -con sus sintaxis fashion- cómo la población sobreviviente, hambrienta y sedienta, saquea comercios en búsqueda de comida. Muertos, heridos y desamparados son escenario ideal para lavarle la cara a un ejército putrefacto cuyo tufo a genocidio intoxica la geografía mundial. Pero en las pantallas de CNN aparecen limpitos y buenitos, salvadores y ordenadores... soldaditos redentores llamados a poner “la ley y el orden”... en nombre de su alma máter Premio Nobel de la paz y guerrero de la demagogia mass media.
En su infinita hipocresía las burguesías europeas se solazan (con no pocas historias colonialistas) mientras cuchichean, unas y otras, el excesivo intervencionismo militar de los yanquis. Cinismo esencial para las noticias y las entrevistas en las que, como telón decorativo de fondo, los buenos muchachos entregan suministros de primera necesidad a personas que se exhiben como incapaces de rehacerse desde su dolor y desde su historia digna de pueblos rebeldes y luchadores... eso CNN lo silencia a muerte. El pueblo haitiano tiene todas las capacidades y los atributos para la solidaridad y la cooperación frente a la desgracia y tiene en su alma la memoria de la lucha contra un sistema explotador que ha sido peor que todos lo sismos de su historia: el capitalismo.
CNN desembarcó en Haití para cumplir una de las tareas centrales de la “Guerra de IV Generación”: glorificar la piel de cordero que esconde al lobo. Hacer pasar por filantrópica y generosa la presencia de los criminales y la subordinación al capital que en Haití cuenta ahora además con 19.000 soldados más armados para garantizar un entorno seguro en un país donde la falta de hospitales, la falta de escuelas, la basura, el desempleo, el hambre... son noticia sólo si decoran las declaraciones algún burgués gentilhombre mediático.
CNN gasta millones de dólares para hacer de Haití un laboratorio de guerra ideológica y opera como ariete de las estrategias militares en plena ocupación. Laboratorio para profundizar el sometimiento de los pueblos y para avanzar en la ofensiva militarista del imperio yanqui que pone los ojos en Venezuela mientras acomoda sus tropas en pleno Caribe. CNN está lista para transmitir en vivo y a todo color cualquier delirio del intervencionismo. Han invertido mucho en Haití con la bendición del “consenso de Miami” que sueña con que la invasión a Venezuela sí sea televisada. Nos toca ahora tomar la palabra. Por una Haití emancipada.

Rebelión/Universidad de la Filosofía

martes, 1 de diciembre de 2009

Matrimonio gay

Cada loco con su tema

Por Tamara Simón

Luego del fallo extraordinario que permite que hoy, 1 de diciembre, se celebre el primer matrimonio gay en Argentina (y Latinoamérica), han surgido muchas voces en contra del gobierno de la Capital y La jueza que declaró inconstitucional dos artículos del código civil que impedían la unión entre dos personas del mismo sexo.

En varios puntos de la Capital Federal se han visto carteles con la leyenda “Matrimonio gay en Argentina, ¿Para esto votaste a Macri?”, con los tonos característicos de los carteles del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la foto de dos hombres besándose. Este comentario hace referencia a las declaraciones de arzobispos hacia el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, que no apeló el fallo judicial (en una clara movida política a dos puntas, ya que su partido siempre se posicionó en contra del matrimonio y la union civil).

¿Cómo tomar esta clase de discriminación? Varios amigos de la comunidad homosexual, me comentaron la sensación de vergüenza ajena que sintieron al ver estos carteles. La sensación de que el país retrocedió en el tiempo, que no se puede respetar las decisiones del prójimo, que todo debe ser cuadrado, y que no se pueden ver las posibilidades.

Las familias perfectas ya casi no existen, la mayoría de los argentinos se encuentran divorciados y se han vuelto a casar. Se aprende a convivir con el nuevo marido o la nueva esposa de nuestros padres y a tomar a los hermanastros o medios hermanos sin problemas, ¿Por qué esto tiene que ser diferente?

Es cierto que la sociedad está más abierta a otras cosas, a otras posibilidades. Hace 15 años, ser chico y que tus padres estén divorciados era extraño, eras un bicho raro. Ahora sos un bicho raro si tus papás están juntos. Asimismo, la sociedad en general se encuentra más abierta a la comunidad gay, tanto hombres como mujeres. Artistas, músicos, profesionales, que ya no temen mostrarse, el famoso “salir del closet”, porque están seguros de lo que son, y lo que quieren ser.

El amor es la base de cualquier pareja, si dos personas se aman, no debería importar si son dos hombres, dos mujeres o un hombre y una mujer, mientras se amen y se respeten el uno al otro.

El matrimonio, o unión civil, no es una decisión caprichosa, si no parte de una lucha para ser reconocidos ante la ley como pareja y tener los derechos y obligaciones que toda pareja que convive tiene.

A pesar de esto, hay gente que aún se resiste a la idea de dos hombres o dos mujeres enamorados, e incluso se ha vuelto más cerrada a aceptar los sentimientos de los demás. Discriminan, insultan, pelean, su pensamiento pretende volver el tiempo atrás.

No digo que una persona deba estar cien por ciento de acuerdo con las preferencias sexuales de los demás, pero respetar al prójimo, y no lastimarlo, sería un gran paso para poder convivir mejor.


Descargar fallo de la Jueza Seijas, declarando anticonstitucional la Ley de Matrimonio, en favor de una pareja homosexual


jueves, 26 de noviembre de 2009

Carta abierta sobre la "ola de inseguridad"

En relación a los conductores televisivos argentinos y su mensaje acerca de la violencia en el país, el productor Carlos Rottemberg publicó una carta abierta que pone en evidencia con claridad la responsabilidad que cabe a quienes expresan, a través de los medios de comunicación, un discurso vacío, pero con el peso de convencimiento que imponen la radio y la tv. Amparados en la libertad de expresión (como una sicopateada pública), figuras del especáculo sin autoridad moral ni conocimiento profesional realizan discursos políticos que manipulan el pensamiento de un pueblo desinformado por los grupos empresarios dueños de la prensa.

Por Carlos Rottemberg

Señor Director:

En estas horas simultáneamente he oído a populares figuras de la televisión hacer comentarios sobre el tema inseguridad, mientras intentaba concentrarme en la lectura de ¡Qué desastre la TV!, un nuevo libro sobre el medio que lleva la firma de los periodistas Carlos Ulanovsky y Pablo Sirvén.

Si bien hay destacables realizaciones en el período que se describe (1999/2009), impresiona, con el ejemplar en la mano, la sucesión de títulos, horas de emisión y contenidos que ha volcado en estos 10 últimos años la televisión argentina apuntando a la degradación del ser humano en su faz intelectual, moral y cultural.

Una cosa es apelar a la memoria para acordarse de un programa y otra verlos en papel y todos juntos: no hay dudas de que, también desde la TV, demasiadas personas participamos, de manera directa o indirecta, para anidar valores subvertidos en las mentes de chicos de seis años, en 1999, sin posibilidades de contención.

Son los mismos que hoy son utilizados por otros adultos, a los 14 o 16 años, para fines delictivos.

No tiene objeto que se les responda a importantes comunicadores, que se han sabido ganar su espacio por prepotencia de trabajo y capacidad, desde la crítica por su pasar económico o por las marcas de los autos de que son propietarios, pero menos sentido tiene que esas mismas influyentes personalidades, con autoridad suficiente y horas de pantalla que utilizan para agigantar valores impertinentes, no se permitan mirar para sus adentros y reconocer que también colaboraron desde su labor para que estemos ubicados como país en el lugar que ahora desdeñan.

Carlos Rottemberg, DNI 12.975.479
redaccion@multiteatro.com.ar

lunes, 23 de noviembre de 2009

Primer matrimonio gay en Argentina

En una resolución sin antecedentes an América Latina, una jueza declaró inconstitucionales los artículos del Código Civil que impiden el casamiento entre homosexuales y ordenó al Registro Civil de Buenos Aires que celebre el matrimonio de Alex Freyre y José María Di Bello.
El arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, advirtió este sábado que al permitir el matrimonio entre dos personas del mismo sexo "se busca la destrucción de la familia" a partir de "un fallo judicial deforme". Pero no todos los religiosos opinan igual. Aquí la palabra de un sacerdote africanista muestra que quienes siguen dogmas de "creencias primitivas" pueden sorprender a más de un prejuicioso con un pensamiento que resulta más evolucionado que el de las iglesias mayoritarias.


Las minorías y las mayorías

por Bàbálòrìsá Armando ti Yemoja


¿Es que siempre las mayorías deben tener la razón?
Soy sacerdote Africanista, una religión minoritaria comparada con la Católica Romana, y motiva esta reflexión el tema en el caldero sobre la oposición de la Iglesia al casamiento de parejas homosexuales en mi país, Argentina.
Los homosexuales, una de las tantas minorías, están luchando en todo el mundo por el reconocimiento de derechos que como seres humanos deberían tener y sin embargo les son negados. La convivencia con alguien del mismo sexo, debe poder "formalizarse" y "ser visible" para la sociedad ya que es un hecho. Como tal, los convivientes deben tener los mismos derechos que los convivientes de distinto sexo, me refiero a la posibilidad de "atención al familiar", "inclusión en la obra social", "derecho a pensión ante fallecimiento" en lo laboral, porque ¿Cuál es la diferencia entre un hombre y una mujer que de antemano no son "familia" y luego por un "contrato" pasan a serlo y dos seres humanos del mismo sexo que por amor, como en el otro caso, conviven pero no se les permite "firmar ningún contrato" que los convierta en "familia"?
La Iglesia de Roma se opone rotundamente a que sean otorgados estos derechos a las parejas homosexuales, yo me pregunto... ¿Cuál es la autoridad de esta Iglesia en un mundo pluralista, lleno de diferencias creadas por el mismísimo Dios? ¿Sólo el Dios de esta Iglesia es el único y la interpretación de sus sacerdotes la única válida?
Mi fe reconoce la diferencia creada por Dios, y gracias a él por la diferencia ya que sin ella nuestro mundo sería uno de máquinas idénticas, predecibles y totalmente aburrido. Cada ser humano es único e irrepetible, sin embargo como seres humanos todos gozamos, o debemos gozar de los mismos derechos; otra cosa estaría en contra de la ley divina.
Las mayorías no siempre tienen la razón, lo que sucede es que no miran, no piensan en el otro, y olvidan el mayor mandato dado por Jesús, razón y motivo de la Iglesia Romana, "Ama a tu projimo como a ti mismo". Porque si no, ¿a que cristiano heterosexual con familia formada le gustaría padecer la falta de derechos al no poder incorporar a su esposa a la obra social, no poder cuidarla cuando enferma o llorarla en días de luto cuando fallece o mismo recibir la pensión a su fallecimiento? ¿Cómo puede haber "abogados cristianos" que se opongan a la igualdad de derechos? Bien sencillo, no se ponen en el lugar del otro y olvidan que "el otro" aunque diferente, aún es un ser humano y como tal "su hermano"

Derecho a opinar

Por Leandro Cid

Cuando el otro día escuché las declaraciones del conductor de tv Marcelo Tinelli sobre la inseguridad, un recuerdo vino a mi cabeza. Era un repaso lejano, pero claro. En esta remembranza el conductor de Bolívar estaba lejos de su futuro de musicales con jurados pero también se encontraba remoto de sus tiempos de “Bloopers y tiragomas”. Era el anfitrión de uno de los programas más vistos del país (cuándo condujo uno que no fuera popular?) y se presentaba ya como una de las figuras más importantes de la Argentina. Un País en el cual se vivían tiempos eleccionarios, por tercera vez consecutiva desde que quedo atrás el oscuro pasado de golpes militares, los argentinos podían elegir un presidente. Dentro de este contexto fue que, Tinelli recibió en su show la visita de uno de los mayores candidatos a triunfar en esa elección, él en ese momento presidente de la Nación y candidato del PJ, Carlos Menem. El hombre del peronismo que buscaba la reelección y José Bordon eran los principales aspirantes a llegar a la Rosada. Si bien es preciso decir que Menem figuraba adelante en las encuestas, ninguno de los especialistas se jugaban con sentenciar de antemano el triunfo menemista. La visita de Menem fue tomada con liviandad por el conductor, que elevo al presidente a un lugar de rockstar, y ocupó un rol pasivo y genuflexo para llevar delante la charla con el mandatario. Al poco tiempo el riojano lograría la reelección con un amplío margen, una diferencia impensada en las encuestas antes de la participación del candidato en el programa. En el aire quedo la sensación que la maniobra de ir a la TV, al lugar más representativo del pueblo fue vital en la victoria de Menem. Llegarían otros cuatro años donde el presidente continuaría con su forma de gobernar que abarcó vender todos los recursos del país, aumentar la deuda externa y cometer innumerables actos de corrupción, que dejó a la mitad del país al borde de la pobreza. Luego de retener este recuerdo y teniendo en cuenta que la pobreza y la desigualdad son los mayores incidentes en el factor inseguridad y Menem durante su gobierno fue las dos cosas que más potenció, no me quedó otra que preguntarme ¿No le importaba a Tinelli en ese momento la seguridad?. Es posible que el conductor en ese instante no se haya percatado del país que nos dejaría Menem. Pero con el tiempo, cualquier persona sensata se dio cuenta. Yo creo que Tinelli es una persona sensata, entonces digo; no sería oportuno de su parte aceptar que con o sin intención posibilitó que se afianzara un sistema que fabricó pobres y por consiguiente provocó la tan comentada inseguridad de nuestros días. Tener esa autocrítica situaría al conductor en otro lugar a la hora de hablar de ciertos temas, pero mientras siga esquivando este punto, es difícil pensar en una real preocupación de Tinelli sobre la seguridad y me sería complicado escapar de la presunción de que sólo se refiere al tema por motivos de rating.
Me dediqué a las declaraciones de Tinelli de forma exclusiva porque me parece el único de los famosos que habló del tema seguridad que no tiene un pensamiento golpista. Dejé de lado a Susana Giménez y a Mirta Legrand porque todavía recuerdo el apoyo al gobierno militar por parte de las divas. Si no les parece inseguro que desaparezca gente porque piensa distinto, o chicos que piden por un boleto estudiantil o monjas francesas, no les debe parecer inseguro nada. Que quede claro todos tienen derecho de opinar, pero hay que tener memoria.

martes, 17 de noviembre de 2009

Chile: ¿Dónde estaba el general?

Por Punto Final*

Polémico ha resultado el nombramiento del general Juan Miguel Fuente-Alba Poblete como nuevo comandante en jefe del ejército. Según la versión oficial, la presidenta de la República lo nombró después de un acucioso estudio de sus antecedentes. Descartarían toda implicación de Fuente-Alba en violaciones de los derechos humanos cometidas por la dictadura militar, período durante el cual hizo casi toda su carrera militar.

Sin embargo, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Lorena Pizarro, ha denunciado que Fuente-Alba Poblete, cuando era subteniente del Regimiento Calama, en octubre de 1973, estuvo involucrado en la masacre de prisioneros cometida por la Caravana de la Muerte que encabezaba el general Sergio Arellano Stark. Esas declaraciones las sostiene también el abogado de derechos humanos Hugo Gutiérrez. El general Fuente-Alba señala que para la fecha del asesinato de 26 prisioneros políticos en Calama -el 19 de octubre de 1973-, él se encontraba en la mina de Chuquicamata, custodiando equipos de ese yacimiento cuprífero. Agrega que el actual juez instructor de la causa, Víctor Montiglio, ante el cual declaró en dos oportunidades en calidad de inculpado, lo dejó fuera de enjuiciamiento por no existir antecedentes en su contra.

El ministro Montiglio le extendió un certificado señalando que hasta ahora “no aparecen presunciones fundadas” para estimar que el oficial haya tenido participación como autor, cómplice o encubridor de la masacre. Existiría, por lo tanto, una virtual declaración de inocencia judicial. Sin embargo, hay tres declaraciones de militares que refutan a Fuente-Alba. Una es del brigadier (r) Pedro Espinoza, segundo jefe de la Dina, que tomó parte en la Caravana de la Muerte.

Su testimonio ha sido descalificado porque, se asegura, ha mentido varias veces. Una segunda declaración judicial es del teniente (r) Patricio Lapostol Arno. Sostiene que el subteniente Fuente-Alba estuvo presente en una tensa reunión que sostuvo en Calama con Marcelo Morén Brito, uno de los oficiales-verdugos de la Caravana de la Muerte. Morén habría reprochado a Lapostol la conducta de su padre, comandante del Regimiento Arica, que se negó a fusilar a unos prisioneros. La tercera declaración es del suboficial (r) Leopoldo Pérez Paredes en la causa por el desentierro de los cuerpos de los mártires (a fines de 1975) que fueron lanzados al mar. Esa operación la dirigió el teniente Miguel Trincado Araneda, llamado a retiro y sometido a proceso en diciembre de 2006, cuando -con el grado de general- se desempeñaba como comandante de la II División en la Región Metropolitana. Un documentado relato de estos antecedentes se encuentran en la nota del periodista Jorge Escalante en La Nación-Domingo (31/8/2008).

El caso del general Fuente-Alba induce a reflexión. Hay precedentes que indican que en materia de militares, asuntos que aparecían claros e indiscutibles, dejaron de serlo después. Ha sucedido con otros nombramientos de altos oficiales de las fuerzas armadas. Esto se relaciona con el “pacto de silencio” que rige entre los uniformados y que ha entorpecido la investigación de los crímenes de la dictadura. El hecho de haber sido Fuente-Alba un joven subteniente en 1973, no borra el hecho de que la mayor parte de su carrera militar transcurrió en el ejército comandado por Pinochet y su camarilla de asesinos y ladrones.

Fuente-Alba no pudo, al menos, dejar de tener noticias de los crímenes y atrocidades cometidos por sus camaradas de armas. Su silencio implica una evidente responsabilidad ética. Sin embargo, el mismo razonamiento debería aplicarse prácticamente a todos los mandos actuales del ejército, por lo menos hasta el grado de coronel, o incluso más abajo. Esta situación significa que en las fuerzas armadas existen elementos de peligrosidad latente que deberían ser afrontados con tacto pero también con firmeza, buscando formar una nueva mentalidad castrense que se inspire en valores democráticos y que permita a la sociedad avanzar sin amenazas hacia formas más profundas de igualdad y justicia social.

Es inquietante saber que Pinochet -con todos sus crímenes y enriquecimiento ilícito a cuestas- sigue siendo una figura emblemática y admirada en el ejército y en el conjunto de las fuerzas armadas. Esto sucede mientras el asesinato del ex comandante en jefe, general Carlos Prats González, y de su esposa, sigue impune.

Durante los 20 años de la democracia de baja intensidad que impera en Chile, las fuerzas armadas han sido intocables y son un tema tabú en el debate político. Ninguno de los candidatos presidenciales se ha atrevido a enfrentar el tema y a proponer una política que termine con privilegios, corruptelas y potenciales peligros antidemocráticos.

Las fuerzas armadas siguen siendo -tal como las dejó Pinochet- un estamento privilegiado de la sociedad, sometido a la doctrina de Seguridad Nacional levemente maquillada y repotenciada para la lucha “antiterrorista” que hoy propugna el Pentágono y que amenaza al continente desde las bases que instalará en Colombia.

Los privilegios de que gozan los militares chilenos son variados. Desde la discrecionalidad con que los altos mandos deciden la compra de armamentos (4.778 millones de dólares en 2008, según el Instituto de Investigaciones para la Paz, de Estocolmo) con los recursos que provienen de las ventas de cobre de Codelco, hasta sus regímenes especiales de previsión y salud. Aunque ese sistema previsional está quebrado, sigue funcionando gracias al aporte fiscal -pagado por todos los chilenos- a razón de más de 1.500 millones de dólares anuales. Los hospitales de cada rama de las fuerzas armadas y de Carabineros son los más modernos del país -como el nuevo Hospital Militar inaugurado en la comuna de La Reina-. Los uniformados gozan de todo tipo de asignaciones especiales que ya se las quisieran profesores y funcionarios públicos que gritan su pobreza en las calles. El Código de Justicia Militar les asegura una justicia propia que invariablemente los favorece.

Cada una de las ramas de las fuerzas armadas cuenta con patrimonio propio del que disponen como si lo hubieran adquirido con su trabajo y no gracias al financiamiento fiscal. El dispendio en el gasto militar facilita la corrupción, como se ha visto en el caso de los aviones Mirage y en la adquisición de los tanques Leopard. Los suicidios de conscriptos rara vez son investigados a fondo, y menos los crímenes como el de Pedro Soto Tapia o el del cabo Orlando Morales Pinto, este último para ocultar un desfalco en el Comando de Salud del ejército. Hizo falta la movilización y protesta para que el ejército se diera por enterado de los casos de radiación que afectaron a conscriptos que sirvieron en el centro nuclear de Lo Aguirre.

Tampoco se puede sostener razonablemente que las fuerzas armadas se hayan empleado a fondo para ayudar a la justicia en materia de violaciones de los derechos humanos. Esto alimenta las sospechas y suspicacias cuando se producen ascensos en los altos mandos. Con razón los ciudadanos se preguntan: ¿dónde estaba y qué hacía ese general o aquel almirante cuando la dictadura militar torturaba, asesinaba y hacía desaparecer prisioneros? ¿O es que los actuales comandantes en jefe fueron abnegados y pulcros oficiales, dedicados a su perfeccionamiento profesional y a la formación de contingentes en los cuarteles? ¿Fueron sólo oficiales de escritorios, polígonos y desfiles? ¿Nunca se enteraron de lo que hacían sus compañeros en la Dina, la CNI, la Dine, etc.?

Lamentablemente, el gobierno de la presidenta Bachelet, que por antecedentes familiares y profesionales pudo haber abordado con mayor autoridad el tema de las fuerzas armadas y su readecuación para servir a la Patria en democracia, ni siquiera intentó comenzar esa tarea que seguirá congelada durante el próximo gobierno, según nos prometen los candidatos que se disputan la Presidencia de la República.

*Editorial del quincenario político chileno Punto Final
www.surysur.net

lunes, 9 de noviembre de 2009

Muros II

Por Juanjo Aguilera

Siempre es bueno celebrar, aunque las corporaciones se prendan al exitismo y aprovechen para hacer marketing.

Hoy se cumplen veinte años de la caída del Muro de Berlín, acontecimiento de simbolizó la reunificación de las dos Alemanias impunemente divididas en nombre de la pacificación.

Pero más que brindar por el recuerdo del fin de una etapa oscura, sería oportuno aprovechar esta fecha para reflexionar. La intención no es aguar la fiesta, sino utilizarla para que nuestra mente no quede estancada en maravillosas imágenes de conciertos y fuegos de artificio transmitidos por tv.

Existen muchos muros concretos que no vemos o no quieren que veamos. ¿Cuántos podríamos enumerar? El de Cisjordania, construido por el gobierno de Israel para cercar aún más a los palestinos; el de Estados Unidos al sur, para aislarse de hambre sudaca; los que aíslan villas, favelas y cantegriles en el sur de América para que la “gente” no vea la miseria de quienes no son “nadie”… ¿cuántos más seríamos capaces de recordar?

Si hasta la Muralla China es visitada por cientos de miles de turistas al año, sin que al menos alguien pueda abstraerse del espectáculo que propone la “maravilla arquitectónica” para pensar el verdadero significado de esa catastrófica construcción levantada por los intereses políticos de la antigüedad.

Nada puede hacer el ciudadano común en lo inmediato. Pero sí hoy mismo podemos comenzar a derribar otras paredes, esas que no vemos y levantamos día a día dentro de nosotros: los muros interiores.

Cada vez que nos apartamos de los demás levantamos muros. Cada vez que se discrimina al otro por negro, blanco, amarillo, pobre o la ridícula excusa que fuere, agregamos bloques y cemento. Ladrillos que no se ven pero que golpean duramente a todos y justifican el horror de los imperios. Cemento que fragua atrapando nuestros pies y nos hunde en el fondo del río, nos sumerge en la verdadera miseria humana.

Cada vez que nos plegamos a la desmemoria que proponen los poderosos agregamos arena y cal a la estructura perversa. Cada vez que nos dejamos manipular por intereses políticos y olvidamos todos los muros que hay por desarmar en el mundo agregamos una pieza al cerco.

Cuantas alambradas somos capaces de percibir en el infinito de nuestro inconciente.

Muros interiores, muros del dolor…

Hace veinte años cayó el Muro de Berlín, símbolo de la guerra fría entre los que querían dividirse el mundo. Es fecha de recuerdo, de conmemoración, celebremos entonces… una nueva oportunidad para derribar la infamia.

Contacto: sadarim.miradas@gmail.com